Mariposa de noche

Es medianoche. Está lloviendo. Una de las pocas luces del pasado oscuro y violento de Lew Griffin se ha extinguido. 

LaVerne Adams, su amante y amiga, ha muerto y la hija de su matrimonio con Horace Guidry, Alouette, ha desaparecido en los sórdidos callejones de la droga, dejando tras de sí un bebé adicto al crack y un misterio. 

Lew ha abandonado su carrera de detective por la seguridad honorable de la enseñanza y pasa la mayor parte de su tiempo en una casona colonial del Garden District, con la firme decisión de mantenerse alejado de las tentaciones de la vida marginal de Nueva Orleans. 

Pero un sentido del deber póstumo hacia LaVerne lo atrae al peligro como una llama a la mariposa. Y no habrá marcha atrás cuando su propia historia lo reclame y las agonías comiencen otra vez.

Después de leer "El tejedor" supe que iba a seguir con la serie de Lew Griffin. Este es el segundo volumen donde volvemos a encontrarnos con algunos de los personajes que nos presentaron en la primera entrega.

Descubrimos como ha cambiado la vida de nuestro protagonista y las decisiones, buena so malas, que le llevaron a ello. Nos encontramos a un Lew más maduro, más pacífico pero que todavía de remueve por aquello que considera injusto y no duda en volver a enfundarse su traje de detective si la ocasión lo requiere.

Me ha gustado mucho más esta segunda entrega que la primera pues la trama es sugerente, intrigante y se desarrolla a lo largo de toda la novela. Hay acción pero también reflexión y hace que te preguntes que harías en su misma situación.

Esta claro que este autor es uno de los grandes escritores de novela negra y no sólo por sus personajes perdidos, negros por dentro sino también por retratar de una manera tan visual los bajos fondos, los callejones y esquinas que no se suelen ver en las visitas turísticas a las ciudades.

Pronto el resto de la serie irá apareciendo por aquí.

Los pájaros de Auswchitz

Marek Rogalski es un joven estudiante de Arte polaco deportado a Auschwitz en 1940. Allí, por su pericia como dibujante, es elegido por el guarda y ornitólogo Hans Grote para que sea su asistente en la tarea de documentar la población de pájaros del lugar, un importante punto de encuentro de aves migratorias. 

En el transcurso de su tarea, durante las excursiones que realizan fuera del campo, los dos hombres establecen una relación de relativa proximidad. Mientras registran minuciosamente la cantidad de nidos de somormujos o la variación en la población de cornejas y alondras, ambos intercambian confidencias sobre la familia de Grote o el carácter de Elisa, la prometida de Marek. 

Sin embargo, si éste se interroga sobre el fatídico destino que lo aguarda, y espera encontrar en Grote una tabla de salvación, el oficial nazi parece dispuesto a acatar ciegamente las órdenes que recibe. 

Así pues, la afinidad y la complicidad surgidas con naturalidad entre dos seres unidos por el azar entrarán en un inevitable conflicto con el abismo que los separa, el de víctima y verdugo.

Es casi más larga la contra portada del libro que la novela en sí. Es otro libro sobre la II Guerra Mundial, sobre los campos de concentración... podréis pensar pero a pesar de ser un tema ya muy manido en este caso le dan una vuelta más...

Pocas novelas han tratado una posible relación (amistosa, de colegas, de admiración, de ayuda) entre oprimido y opresor. Es el tema de esta lectura, Marek no entiende el porqué lo han llevado allí, él no ha hecho nada y está preocupado por su novia, no pudo despedirse, no pudo decirle a donde le llevaban y quiere regresar cuanto antes junto a ella para protegerla y evitarle el sufrimiento de su desaparición. Marek no sabe que no hay sentido en muchas de las actuaciones y que no tiene que haber necesariamente una razón para llevarlo allí.

Grote es un oficial que sólo piensa en los pájaros, parece imbuido en su mundo y no ve más allá de toda la fauna aviaria que rodea al campo de concentración, así que cuando conoce a Marek y descubre que sabe dibujar le obliga  a acompañarlo en sus búsquedas de aves.

A Marek le da esperanza  con este trabajo, se siente algo libre y en su cabeza se va formando la idea de que si hace de manera excelente su trabajo conseguirá un pase para volver a la ciudad con su novia. Grote lo único que quiere es catalogar todas las especies y luego seguir con sus estudios ornitológicos, y para nada da la sensación de ser sensible a la situación de Marek o de cualquier otro preso.

A lo largo de la narración nos damos cuenta cada vez más de que por parte de Grote es una relación interesada hacía un futuro mejor y una vía de escape para Marek, aunque éste cada vez pierde más la esperanza de conseguirlo y más cuando Grote termina su trabajo en el campo y desaparece dejando un cambio de campo a Marek.

Para mi la novela es un constante tira y afloja de sentimientos, de odio hacia Grote y de pena hacia Marek que no se da cuenta de que nada sirve en una situación así. Al terminar la novela entiendes que Marek utiliza la esperanza de un visado para no sucumbir a la terrible losa que cae sobre él y que Grote utiliza sus pájaros para evadirse de una realidad que no buscó y que le vino impuesta por sus superiores.

Una buena lectura aunque, como todas las de este tema, puede herir sensibilidades.

Cuestión de galones

Nos hallamos en Zaragoza, la antigua Caesar Augusta, en el año 33 después de la Expo, es decir, en 2041. 

Gracias a una reestructura total, la vieja ciudad ya no sólo se halla en los mapas de todo el mundo, sino incluso en las cartas de navegación... En medio de este panorama divertido y delirante, Ulises Sopena, capitán de la policía, tiene que resolver el misterio de un cadáver que ha aparecido flotando en las aguas de uno de los canales que atraviesan la ciudad. 

El finado es (o sea, fue) toda una figura deportiva, capitán del equipo de waterpolo, el Zarawater, que tiene encendidas las pasiones ciudadanas. En el empeño por reconstruir sus últimos pasos y establecer quién pudo haberle asesinado, Sopena hará un recorrido en moto acuática, acompañado de la subteniente Fitzpatrick, por una ciudad llena de rincones sumergidos e insólitos, de caracteres anfibios e hilarantes, de personajes curiosos bajo su traje de neopreno. 

Gané esta novela en algún concurso de la red y hasta ahora no lo había desempolvado del lector electrónico. Conozco la ciudad de Zaragoza y algunos de los pueblos que salen en la novela y siempre es un atractivo añadido.

Nos encontramos con una ciudad muy distinta de la que conocemos actualmente, después de la Expo los poderes administrativos decidieron convertirla en una ciudad única y que fuese un modelo de construcción y urbanismo único en el mundo, utilizando esa fama para recibir multitud de visitas desde el extranjero para copiar el modelo expansivo.

El agua, tan presente en la Expo, es el elemento principal de la ciudad, las casas esta´n sobre lagos y los canales han sustituido a las calles y avenidas. El waterpolo es el deporte rey junto a la natación sincronizada y es en ese ambiente cuando nos encontramos con un cadáver, nada menos que la estrella del equipo de waterpolo de la ciudad.

¿Quién quisiera ver muerto a un deportista?¿Qué se esconde tras su muerte?¿Venganza o algo más? En este ambiente tan resbaladizo el capitán Ulises Sopena deberá lidiar no sólo con las pocas pistas de que dispone sino controlar y no verse demasiado presionado tanto por los periodistas, por los estamentos públicos que quieren una rápida resolución y un poderoso empresario que quiere salir de toda sospecha.

Trama no muy recargada, con algunos giros interesantes, personajes bien dibujados pero que no me ha acabado de llegar, me ha faltado ritmo y menos previsibilidad. La ambientación es algo imaginativa pero es casi lo mejor de la lectura.

Morir despacio

Morir despacio arranca cuando Ernesto Barroso saca a Monroy de su retiro al pedirle que investigue acerca de las circunstancias del suicidio de su hijo Víctor, informático free lance que hacía trabajos para un periódico digital. 

El exmarinero no tardará en descubrir que la muerte del joven no está tan clara como afirma la explicación oficial y que no es la única víctima vinculada a una trama de corrupción que casi toda la ciudad conoce pero nadie denuncia...

Tras leer La estrategía del pequinés (Premio Hammet 2014) y La última tumba (Premio Getafe Negro 2013) me topé con esta novela de la serie protagonizada por Eladio Monroy (la cuarta parte concretamente)

Sigue la estela de las otras novelas que he leído del autor, una narrativa fluida, con tramas sin muchas complicaciones que hacen fluir lo que de verdad le interesa contar al autor. Esa denuncia de la situación actual del país, de la isla donde vive y donde centra sus novelas, esos entramados subterráneos, las mafias, los subterfugios que todos saben y que pocos se atreven a airear o desafiar.

Personajes que no son felices o que parece que van perdiendo su alegría por el camino, siempre les falta algo para redondear su vida. Torturados interiormente, esa infelicidad les empuja a buscar, investigar, quizás no de la manera correcta, aquello que creen que les falta y cuando casi lo tienen a tocar se esfuma dejándoles casi peor que antes...

En este caso una corrupción que sucede a la vista de todos, de la que casi todo el mundo se aprovecha y que nadie denuncia porque ya les está bien, aunque no mojen siempre les queda la esperanza de mojar en algún que otro momento y ¿quién querría desaprovechar una ocasión así? poco importa que no sea legal, que sea moralmente dudosa la actitud, siempre pensando en que si los demás lo hacen porque no hacerlo nosotros también... y pensando así sólo conseguimos mundos como el que vivimos.

Una delicia volver a leer a este autor que tanto me gusta.

Laidlaw

En un parque del oeste de Glasgow aparece el cadáver de una chica, Jennifer Lawson, estrangulada y brutalmente violada. Y entra en acción el inspector Jack Laidlaw que se pone a buscar al culpable con la ayuda de su colega en el cuerpo de policía Harkness. 

Pero él no es el único que intenta darle caza, porque el padre de Jennifer, Bud Lawson, quiere encontrar al asesino de su hija antes de que lo detenga la policía, para tomarse la justicia por su mano. Y sabe cómo hacerlo, porque tiene contactos en el submundo criminal de Glasgow. 

De modo que Laidlaw, un detective atormentado y dado a reflexionar sobre la moralidad y el crimen, inicia una carrera contrarreloj para atrapar al criminal antes de que lo haga un padre lleno de ira.

La venganza o la justicia tomada por la mano es un clásico en las novelas negras así que no debería sorprendernos la carrera que se establece en esta obra entre el detective responsable de la investigación y el padre de la víctima.

Lo que para mi le da un punto distintivo a esta novela y a la historia es como está contada, las reflexiones del detective sobre algunos aspectos de la investigación y las conclusiones a las que va llegando a medida que avanza en el caso.

Sorprende que esta novela fuese escrita a finales de los setenta y que algunas de sus reflexiones y pensamientos puestos en boca del detective puedan extrapolarse a tiempos actuales y no quedar desfasadas.

Además de todo esto tenemos a un detective que tiene muchos más problemas que el de encontrar a un asesino, un mundo que no lo ha tratado demasiado bien, no sabemos si porque no ha querido o porque no ha tenido otra opción.

Me gusta el personaje, me gusta la ciudad que nos muestra, la más oscura, la más deprimente pero con una pequeña luz al final del túnel, o al girar la esquina.

No será la última novela que lea sobre este detective. Recomendable para conocer (según él mismo) el espejo en el que se basó Ian Rankin para su inspector Rebus.

Las chicas de campo

Irlanda, años 50. Lejos de la capital, Dublín, y en medio de un verde paisaje, bellísimo pero exigente, la joven y aplicada Caithleen ha crecido llena de encanto gracias a la sabiduría y humildad de su madre; una madre obligada, por las duras condiciones del campo, a ser fuerte en cada momento, a sobreponerse a toda desgracia. Pero algo va a suceder que transformará la vida de Caithleen. 

Y en esa nueva vida, la de la única hija de una familia venida a menos, estará acompañada por su amiga de la infancia Baba, por la sofisticada madre de ésta, por el peculiar Hickey… y por una docena de personajes soberbiamente retratados que hoy día nos siguen pareciendo muy vivos; y entrañables, como en toda vida que merezca la pena rememorar.

Caithleen recuerda para nosotros su pasado: unas veces lleno de risas; otras, superando las lágrimas. Recuerda los ritos de paso que la llevaron hasta la madurez: los días de internado, el descubrimiento del amor, la necesidad de aventuras e independencia y, al fin, la gran ciudad, con sus brillantes promesas de futuro.

Este año estoy leyendo mucha novela negra pero de vez en cuando se cuelan entre mis lecturas otro tipo de libros que hacen ampliar mi amplia nómina de autores descubierto y leídos.

En este caso el libro llegó a mis manos por la casualidad, la que hace ir a devolver un libro a la biblioteca y verlo sobre el estante de destacados, llamarte la atención la portada y decidir llevarlo a casa (debía tener un mal día).

En la contra portada nos habla maravillas de esta escritora (cuántas veces me he dicho a mi misma que no debo fiarme de las contra portadas), de su primera novela(ésta) y de lo interesante de la temática.

Me he aburrido, los personajes no llegan a ningún sitio teniendo mucho potencial, no me cuentan nada nuevo excepto más de lo mismo, los paisajes y descripciones tampoco son brillantes y en conjunto es un libro, para mi gusto, bastante mediocre.

Si lo hubiese leído en otra época o entre otros libros quizás mi punto de vista sería distinto pero en este caso no puedo recomendarlo a menos que tengáis serios problemas de insomnio.

Orange is the new black


Piper Chapman (Taylor Schiling), una mujer de Connecticut con una vida estable y un alto cargo ejecutivo, es detenida a raíz de un delito de drogas que cometió hace una década: en aquellos días llevó un maletín con droga para Alex Vause (Laura Prepon), una traficante y antigua amante de Piper. Tras el juicio, es enviada a prisión de mujeres en Litchfield, Nueva York. 

Basada en las vivencias reales de Kerman, cuya experiencia entre rejas le sirvió para escribir el best-seller autobiográfico 'Orange Is The New Black: My Year In A Women's Prison'. A medio camino entre el drama y la comedia, una aclamada serie -fue una de las que mejor críticas obtuvo en su primera temporada en el 2013- que aborda temas relacionados con la cárcel como el sistema penitenciario norteamericano, el lesbianismo, la represión sexual, el abuso de poder o la corrupción policial. 

Netflix ha crecido en su cuota de mercado gracias a "House of cards" y a esta serie sobre la vida en una prisión de mínima seguridad para mujeres en Nueva York.

Era uno de los estrenos más esperados del verano y no me ha defraudado nada. Combina a partes iguales comedia y drama, con tramas seguidas en el tiempo que permiten incorporar las historias de las protagonistas y como llegaron a donde están ahora.

La corrupción de los directivos, el abuso de poder de los guardias, los trapicheos entre las reclusas, sus idas y venidas, sus subidas y bajadas de ánimo, sus amistades, sus peleas, la vida en un espacio cerrado donde controlar algo es poder sobrevivir.

Personajes entrañables y que se dejan querer, otros odiosos a los que le encuentras algo positivo en algún destello de lucidez y unos diálogos que lo unen todo.

La tercera temporada tiene toda la pinta de seguir cautivando a la audiencia y a mi, por supuesto, me tendrán en primera fila.

En español sólo la ha emitido Canal +.

Ritos funerarios

Basada en la historia real de la última mujer decapitada en Islandia, acusada del brutal asesinato de dos hombres, Ritos funerarios es una novela de suspense y de pasiones íntimas con el trasfondo del paisaje helado de la Islandia del siglo XIX. 
Agnes, mientras espera la hora de su ejecución, es confinada en la granja de un matrimonio y de sus dos hijas. Horrorizada, la familia ni siquiera quiere hablar con ella. Tan solo el joven ayudante de un pastor intenta comprenderla y salvar su alma. 
A medida que sus conversaciones progresan y el invierno deja su huella, el dilema se afianza: ¿fue Agnes culpable o no de los terribles hechos de que la acusan?
Con el paso de los días la opinión que tengo de su lectura ha cambiado, aunque siempre suelo escribir sobre mis primeras impresiones con los libros y este caso no va a ser una excepción.
Había visto varias reseñas por la red, el tema parecía interesante y lo que he leído de esta editorial ha sido de mi gusto. Lo leí bajo la sombra de los árboles de la piscina, así que no se trata de una lectura apresurada, le texto tampoco lo permite.
La trama nos lleva lejos, a una fría y aislada Islandia en pleno siglo XIX. Una sociedad rural donde el cultivo de la tierra era de una importancia vital para la supervivencia de sus habitantes y donde los viajes costaban resfriados y sobretodo un interminable tiempo.
Agnes ha sido condenada por la muerte de dos hombres, mientras espera la ejecución la trasladan a una granja donde trabajará a cambio de su alojamiento. Ha iniciado un procedimiento de clemencia alegando su inocencia pero nadie cree que lo consiga.
En la granja es recibida con miedo (no han tenido opción pues el hombre de la casa es el alguacil y debe obediencia a sus jefes), nadie quiere saber nada de una asesina. Le hacen el vacío y todo el mundo la rehuye.
La vida en la granja se rige por las estaciones del año y cuando llega la época de cosecha a la familia no le queda más remedio que tratar a Agnes, que trabaja codo con codo para sacar adelante la explotación. A partir de ese instante, mediante las conversaciones que tienen Agnes y la señora, vamos reconstruyendo la historia de esa noche y todo lo que ocurrió.
De factura lenta, pausada, de conversaciones y eso la hace demasiado algo pesada, muy envuelta en si misma.

No está mal pero quizás no sea un libro para todo el mundo y todos los momentos.

Ojo con el sordo

El crimen es algo habitual en el distrito 87, pero a veces surgen casos excepcionales con delincuentes fuera de lo común, como es el caso del Sordo. Dispuesto a ridiculizar al equipo de la comisaría, el Sordo ha trazado un plan infalible para perpetrar un robo ¡con la ayuda de la policía! 

El criminal no sólo anuncia sus pretensiones, sino que además irá dando pistas a los miembros de la brigada criminal para que intenten averiguar dónde será el excepcional golpe que pretende dar el último día de abril.

Ojo con el Sordo es una de sus mejores obras y el paradigma perfecto de una de las series más famosas del género policíaco, cuya influencia se ha dejado notar tanto en la literatura, como en el cine y la televisión. 

Hace cinco años leí la una novela de Ed McBain/Evan Hunter (Obsesiones), en mi ignorancia pensaba que estaba escrita a cuatro manos y ahora, pasado el tiempo y casi olvidada su lectura, soy consciente de que son la misma persona, el nombre real (Evan Hunter) y el pseudónimo con el que ha pasado a la historia de la literatura de novela negra.

La serie sobre la comisaría 87 tiene más de 50 volúmenes, así que leerlos en orden es casi misión imposible (después de este conseguí leer el primer volumen y el que dio inicio a toda la serie y apenas hay diferencia).

En este caso no pierde el sentido si los lees salteados o en orden, los personajes importantes son la ciudad y la comisaría, las personas que transitan por la trama son meros objetos para contar la vida nocturna de esa ciudad, la manera de hacer del estado policial, la maldad de los asesinos, atracadores y demás moradores de la oscuridad. Se pueden llamar Jaime, Juan o Tomás, la historia funciona igual.

Al leerlo tuve la sensación de estar viendo un capítulo de la serie de televisión "Canción triste de Hill Street" y alguna persona a la que se lo he comentado me reafirma en esta sensación.

En esta trama en concreto nos encontramos con un asesino tan listo que se cree por encima de la ley que no sólo desafía a la policía con sus actos sino que los reta a descubrirle, a atraparle antes de que cometa su siguiente acción.

No es una novela que se me vaya a quedar en la retina por la profundidad de la trama o la fuerza de sus personajes pero si que es una novela, y por extensión una serie (después de haber leído otro volumen de la misma), que pueden dar mucho juego cuando tienes ganas de leer algo visual y perderte en las tramas procedimentales del trabajo policíaco.

El tejedor

Es 1964, con un cuchillo de curtidor acaba de abrir en canal a un camello, culpable del brutal asesinato de una chica. Esa es la justicia, según Lew Griffin. 

Días después, recién despertado de la resaca, por fin tenía un caso que no tomarse como un ángel vengativo: a las diez y cuarto de la noche del 17 de agosto , Corene Davis, una líder negra y para colmo mujer, embarca en un vuelo nocturno hacia Nueva Orleans. Era un vuelo sin escalas. Pero nunca llegó a su destino.

Seis años después, en 1970, en su nueva oficina con aire acondicionado, recibe a unos padres negros compungidos: su hija, Cordelia Clayson, ha desaparecido. 

En 1984, de nuevo, Griffin, recién salido de la cárcel, logra rehabilitarse a la vez que conoce a Vicky, una enfermera escocesa, y Jimmie, un ex miembro de la Mano Negra, que le pide un favor: buscar a Chery, su hermana pequeña, perdida. 

En 1990 recibe la llamada de su ex mujer, Janie, anunciándole que David, el hijo al que llevaba años sin ver, ha desaparecido.

Dicen que las series más vale empezarlas por el principio y como soy muy obediente aquí traigo la primera entrega con el detective Lew Griffin como protagonista.

Es una novela de presentación y de situación, de evolución en el tiempo, como cuatro historias en una que nos va mostrando la evolución de Griffin en el tiempo, su manera de pensar, de relación con la gente que el rodea y de como cambia a medida que van transcurriendo los años y va madurando aunque manteniendo algunos de los rasgos que mejor le definen, tanto en el presente como en el pasado.

Problemático, alcohólico, detective más bien mediocre, empeñado en repartir el mismo la justicia cuando cree que no ha habido el castigo que se merecía la acción. Esa mentalidad oscura y pensamientos reprimidos a lo largo de los años que pugnan por salir a la superficie de nuevo al mínimo problema...

Una buena toma de contacto con un autor que me generará muy buenas lecturas en un futuro no muy lejano.

El gran arresto


Sudeste de Londres. Un asesino en serie que se hace llamar el Árbitro se está cargando a los miembros del equipo inglés de críquet. Mientras, en Brixton, a un grupo de «vigilantes» le ha dado por asesinar y colgar de farolas a traficantes de drogas.


Ahí es cuando los R&B de la policía londinense —el inspector jefe Roberts y el sargento detective Brant— deciden entrar en acción. Ambos necesitan desesperadamente ese «Gran Arresto» que les sirva para limpiar su expediente. 

Y es que los dos acumulan innumerables denuncias por extorsión, amenazas y brutalidad policial, justo lo que las nuevas autoridades quieren erradicar del cuerpo de policía londinense.

Ni idea de quien era este escritor, ya me perdonarán los entendidos. Otra vez la red, otra vez el entusiasmo de algunos de los que me recomiendan libros me hace fijarme en esta novela. Me aseguran negrura, policías al límite y acción.

Esta vez creo no haber acertado la novela con la que acercarme a este escritor, o a lo mejor siempre escribe así y no me gusta su estilo, pero me la esperaba mucho más... grande... y se me ha quedado pequeñita.

Capítulos cortos, sin orden, saltando de tema en tema no es la mejor manera para pillarle el punto a la trama y a los personajes que desfilan por las primeras páginas o capítulos. Lo único que me queda claro es que los detectives van perdidos en las investigaciones de sus caso y que necesitarán algo más que un gran golpe de suerte para resolver los actos que aterrorizan la ciudad.

"El gran arresto" es aquella detención que te soluciona de un plumazo todos los problemas que puedas tener, dejan de mirarte con lupa todo lo que haces y te permite continuar de manera más sosegada con tus trapicheos y triquiñuelas porque eres el que hizo ese gran arresto, el que limpió la calle de maleantes y impuso un poco de ley en la ciudad.

Pero me faltó algo, un poco más de punch, una narración algo más clara u ordenada para terminar de disfrutar de esta novela, seguro que soy yo la que falla y que sólo es acostumbrase o entender su  manera de hacer, así que intentaré hacerme con otra de sus novelas e intentar descubrir que es lo que les vuelve locos a mis recomendadores de libros

Ánima

Wahhch Debch descubre el cuerpo de su mujer, brutalmente violada y asesinada, en el salón de su casa. Empujado por el dolor, se lanza a la caza del asesino: necesita ver su rostro, pero no por venganza, sino por supervivencia. 

Durante su odisea a través de América, solo y sin esperanza, brutales recuerdos escondidos en los pliegues de su infancia despiertan poco a poco. 

Para evocar la parte monstruosa del ser humano, Wajdi Mouawad hace callar al hombre y da voz a los animales: son ellos quienes nos narran la escalofriante búsqueda de la verdadera bestia.

Ánima nos lleva por un camino desconocido a un territorio entre el thriller, el western y la tragedia griega, un lugar inhóspito y de una violencia feroz que sin embargo no queremos abandonar y que somos incapaces de olvidar cuando hemos acabado el libro: ese espacio nuevo, amenazante y a la vez redentor de la gran literatura.

Descubrí a Wadji Mouawad en esta obra de teatro y desconocía que también escribiera novelas, así que  tenía curiosidad y en cuanto pude la reservé en la biblioteca y después de una larga espera por fin la tuve en mis manos.

De entrada diré que mi relación con los animales es nula, no me gustan la mayoría y me dan pavor (algunos), así que una novela donde los narradores son bichos, así de entrada, no me gusta pero creo que en esta novela es muy importante.

Se necesita un espectador externo que nos vaya contando lo que sucede, lo hace imparcial y alejado de la moral humana que juzga y llena de sentimentalismo cualquier historia. El relato de la vida de Wahhch a partir que descubre el cuerpo de su mujer debe ser duro y descarnado pero también objetivo y extrapolable (no sé si está es la palabra más adecuada)

Un hombre lleno de dolor, de desesperanza, de desconcierto, ávido de respuestas a preguntas que atormentan su mente y que le bloquean... busca las respuestas a quien pueda dárselas y no dudará en recorrer kilómetros y kilómetros buscando a la persona que le arrebató aquello que quería.

A su vez y a medida que la historia de la búsqueda avanza vamos descubriendo el pasado que posee Wahhch, llevándonos directamente a uno de los actos más infames cometidos por la humanidad en este siglo pasado, la matanza en un poblado de refugiados tiene una importancia vital en el personaje y en la historia y sólo lo vamos asimilando a medida que nuestro personaje descubre y ahonda en sus sentimientos.

Podríamos decir que el asesinato de su mujer es el detonante para que Wahhch pueda por fin recomponer su pasado, dejar el lastre y seguir adelante con su vida, con un gran coste, pero seguir al fin y al cabo.

Llega un punto de la narración que te olvidas del animal que está hablando, del que observa o del que surgen los pensamientos y te dejas llevar por las palabras, los hechos y cierras los ojos para olvidar lo que acabas de leer sin pensar que cuando los abras seguirá allí, donde lo dejaste (me gustaría pensar en que es una crítica a los medios de comunicación que un día pregonan a los cuatro vientos una noticia y al día siguiente ha desparecido, no de la realidad, sino de las principales noticias).

Una novela dura, con muchos temas tratados, con un gran poso, que llena y vacía a rachas, que imprime carácter, de golpear la mesa y rebelarte, no apta para todos los estómagos pero necesaria para comprender un poco más el comportamiento humano y darnos cuenta que en una misma persona puede vivir el bien supremo y el mal más devastador y que depende de las circunstancias asomará uno u otro.
 
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